La palabra Adviento proviene del latín adventus, que significa venida, advenimiento. Comienza en domingo, que abre el año litúrgico de la Iglesia, y abarca un total de cuatro domingos antes de Navidad, lo que implica que su fecha de inicio no es fija, por tener que hacer concordar una fecha móvil ( un día de la semana, domingo) con otra fija ( un día del mes, 25 de diciembre). Tampoco es fija su duración, ya que empieza el domingo más próximo a la festividad de San Andrés (30 de noviembre) que puede ser, como muy pronto el 27 de noviembre, en cuyo caso duraría veintiocho días, y como muy tarde, el 3 de diciembre, entonces serían veintiuno.
Durante mucho tiempo ha existido la creencia popular de que las cuatro semanas (domingos) de Adviento simbolizan los cuatro mil años de oscuridad en los que el mundo estaba envuelto antes de la llegada de Cristo, pero no hay nada en la liturgia que lo sustente.
Hoy se mantienen los tres sentidos de espera de la llegada para el Adviento: la venida del Niño Dios ocurrida hace dos mil años; la de cada año, referida al nacimiento real de Jesús en nuestras vidas, y la que ocurrirá en el futuro con la vuelta de Jesús, como rey.
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